Cuando el pueblo colombiano quiere comer prójimo, lo devora pero no lo saborea. Es igual que en los tradicionales “asados de patio” cuando los invitados hambrientos atacan primero las papas saladas con ají sin esperar que esté lista la carne. Al final comen carne, pero sin las mismas ganas; satisfechos si, pero con más carbohidratos que proteínas; todos agradecidos con el anfitrión, pero sin saberse si la carne estuvo bien o mal adobada.
Quien conoce este truco suele organizar asados exitosos ya que lo único que debe saber es la calidad de los comensales: si son muy “garosos” hay que tener lista la ollada de papas con ají para calmar sus predecibles ansias, y si son “exquisitos” habrá que planear con detalle el acontecimiento.
Algo así es lo que ha sucedido con la suspensión del Alcalde Mayor de Bogotá. Cada ciudadano esperaba un buen gobierno pero debido a la corrupción nada o poco se recibió: cuando lo descubrimos, la situación cambió de “estado de espera” a “estado de hambre generalizado” y –con esa hambre- todos comenzamos exigir lo que queríamos comer: “Asado de Corrupto” preparado por tres chefs conocidos (Procurador, Fiscal y Contralora). Sabíamos que vendría la invitación ya que los tres la habían anunciado, hasta que por fin llegó con “nota de estilo” del Procurador.
Y cuando llegamos al ágape, la mayoría de hambrientos se abalanzaron sobre las papas con ají (una suspensión por 3 meses) y la devoraron como si fuera el Plato Fuerte (destitución y sanción). Resulta que no: el Plato Fuerte aún vive, sólo que no está libre sino “separado en un guacal” hasta que complete el “tris” que le hace falta. Al fin y al cabo lo más probable es que esa será “la carne” para asar.
Dicho de otra forma, es tanta el hambre que cuando dijeron “comida” la mayoría acudió creyendo que comería carne (Samuel Destituido), pero lo que dieron fue papas con sabor a carne (Samuel Suspendido) y se marcharon convencidos de ir bien alimentados por un Chef maravilloso. ¿De dónde sacó el sabor a carne? Una de dos: de animales ya muertos (Iván Moreno, Liliana Pardo y Moralesrussi Destituidos) ó de un animal vivo pero acorralado al que se le saca la sangre porque lo más probable es que va a morir (Samuel Investigado).
Independientemente del carácter de “Justicia Show”, a la cual no me opongo cuando genera Idoneidad para Lo Público, lo que sí creo es que Ordóñez –en el afán acomodaticio que lo caracteriza- engañó con el menú. Con la suspensión del Alcalde Mayor calmó el hambre del pueblo pero no lo alimentó: en primer lugar, entregó un mensaje ambiguo que hizo creer al pueblo que Suspensión y Destitución son la misma cosa; y en segundo lugar porque –aunque hay elementos para suspender “por sospecha”- la justificó con pruebas de destitución, pero no propias de las funciones del Alcalde Mayor sino del Director del IDU. ¿Para qué diablos se crearon entonces las Entidades Descentralizadas?, ¿Porqué no habla de Investigar al actual Director del IDU?, ¿Porqué no actuó con el mismo olor de sospecha en los escándalos del Gobierno Nacional anterior? ¿Será que detrás de esa suspensión con argumentos “pegados con babas” es calculada, como todo lo que hacen los herederos del gobierno anterior? ¡Averígüelo Vargas! En este mar de corrupción elevado a su máxima expresión en los últimos lustros todo es posible…
Yo entiendo que el Ciudadano del Común no sepa qué quieren decir algunos conceptos como “Entidad Descentralizada”, “Investigación Fiscal, Penal y Disciplinaria” ni cuáles son sus alcances y límites. Pero no encuentro saludable para la democracia, que las acciones sensibles a la opinión pública se lleven a cabo sin saldo pedagógico. Ya que comeremos prójimo, al menos aprovechemos para enseñarle al Ciudadano a comer “exquisito”: enseñémosle cómo debe saborearse una “Procu-Receta”, una “Contralo-Receta” ó una “Fiscal-Receta”.
Lucho Malambo
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