NO LE PEGUE A LA LECHUZA GRAN HIJUE...

Es increíble las cosas que pasan en Colombia, pero más aún lo son las actitudes tan desproporcionadas a la hora de calificarnos unos contra otros.

El domingo pasado vimos por televisión una de esas escenas en las cuales dan ganas de meterse a la pantalla y hacer “justicia por propia mano”: se jugaba en el estadio de Barranquilla un partido de fútbol Junior-Pereira y quiso la fortuna que el balón golpeara a una lechuza y la dejara “grogui” tendida en el campo. Lo grave no fue eso -ya que es uno de esos eventos fortuitos que se presentan en cualquier deporte- sino lo que se vio después: uno de los jugadores del equipo pereirano que a esas alturas iba perdiendo, pateó al ave para sacarla del campo y se le diera agilidad al partido que buscaban empatar. La tribuna toda, comenzó a gritarle al jugador “¡Asesino, Asesino!” mientras los televidentes (…bueno hablo por mi) rogábamos al cielo para que el Pereira perdiera. Los medios de comunicación tampoco se hicieron esperar: todos registraron la noticia con evidente sentido de condena y, tanto periodistas como foristas y lectores, casi al unísono pedían “condena ejemplar” que iba desde cárcel hasta la silla eléctrica.

Yo les confieso algo: esa sensación de “querer meterse al TV para darle un coscorrón al protagonista de la escena” sólo la he vivido 3 veces que recuerde (aclaro: que recuerde haberlas vivido por TV en vivo y en directo. En diferido y/o en persona, se viven casi a diario):

- La primera, el día que Colombia salió eliminada de Italia-90 por culpa de la irresponsabilidad de nuestro arquero necio Higuita que se las tiró de Showman ante un veterano de mil guerras como el camerunés Roger Milla.

- La segunda, el día que vi al Presidente de la República aprovechándose de la ignorancia política del pueblo para generar opinión favorable a través de un discurso en el cual pretendía imponer SU “interesante concepto de Estado de Opinión” y así perpetuarse en el poder;

- Y la tercera, el día de ayer cuando este jugador panameño del Pereira pateó a una lechuza indefensa. Hizo quedar mal al Pereira y a Panamá. (Bueno... curiosamente Panamá viene quedando mal desde que le otorgó asilo a la protagonista de otro "Caso lechuza": me refiero a Le-chuza-DAS).

Ahora bien, todo lo sucedido me ha llevado a una reflexión más profunda . Pienso que tampoco se trata de asumir actitudes de “al caído caerle” ni mucho menos de venir a tirármelas que soy de los que “no mata una mosca”. Por el contrario, he visto reflejado en este acontecimiento la cantidad de elementos comunes de la vida diaria sobre los cuales casi nunca reflexionamos con juicio:

LO QUE PARECE NORMAL, NO SIEMPRE ES NORMAL: El jugador del Pereira que atacó la lechuza creyó que era un acto tolerable en su afán de lograr empatar el juego que iban perdiendo. Yo pregunto: ¿Ese “todo vale” no es igual de inmoral al del jugador del Junior que fingió una falta y perdió tiempo deliberadamente para ganar el partido? (¡Ojo! reflexione e incomódese si quiere: estoy seguro que cuando se trata del equipo de sus preferencias Usted aprueba esa marrulla. Y cuando es al revés tiende a condenar a “ese árbitro mafioso” ¿me equivoco?)

LAS CONSECUENCIAS DE LOS ACTOS SON UNA COSA Y LA JUSTICIA ES OTRA COSA: ¿Gritarle “¡asesino, asesino!” al jugador del Pereira y querer freírlo en aceite caliente ó desearle que “le caiga todo el peso de la Ley y se pudra en una cárcel”, no es una actitud igual de intolerante?, ¿Si ese jugador fuera un familiar suyo le gritaría lo mismo?, ¿Tendría el cinismo de salir a decir que "el angelito" no hizo nada malo?. Evidentemente, el jugador logró el repudio general (yo por ejemplo, deseaba darle un coscorrón) pero aún así es la Justicia la que debe sancionarlo, no por causa del repudio general sino por la violación a las normas de protección a los animales.

A propósito: Así como vimos y repudiamos el ataque a la lechuza en un acto fortuito, ¿Porqué no somos capaces de reaccionar en idéntico tono ante las corridas de toros que sabemos son peor de violentas y además premeditadas?, ¿Llegará el día que recordemos a Manolete, El Juli, Paquirri, etc., como “Asesinos de Toros” y no como Matadores Artísticos?, ¿Será correcto catalogar al futbolista panameño Luis Moreno como "Matador de Lechuzas" y bautizarlo "El More"?

LA JUSTICIA POR “MAYORÍA DE VOTOS” NO EXISTE, PERO TAMPOCO EVITA LA ESTIGMATIZACIÓN: yo, que solo veía el juego por puro entretenimiento pues mi equipo no era el que jugaba, al principio quería que ganara el Pereira (ya saben... por aquello de que Santa Fe no quede tan alejado de los punteros), después del suceso deseé con toda mi alma lo contrario: que perdiera ¡y por goleada! Sin embargo, ya con cabeza fría reflexiono y me pregunto: ¿Y qué culpa tienen los hinchas pereiranos que uno de sus jugadores (además extranjero) haya hecho lo que hizo?, ¿Y si hubiera sido un jugador Santafereño el que hubiera hecho esto, estaría escribiendo en tono de defensa?, ¿Y si el intolerante hubiese sido un jugador del Junior la tribuna habría reaccionado igual?.

¿No es igual de injusta la estigmatización de los colombianos en el extranjero, especialmente a los que nos han negado la Visa alguna vez por culpa de unos cuantos criminales que -esos si- entraron y siguen entrando con Visa? (Está bien: no pude dejar la tentación de escribirlo. Soy un resentido que no ha podido conocer Disney World).

Esa es la débil sociedad que quiero cambiar: una sociedad que pueda obtener elementos sociales básicos y fuertes que le permitan a cada ciudadano diferenciar “Normal vs. Inmoral”, “Justicia vs. Venganza” y “Democracia Responsable vs. Mayoría de Votos”. Y todo ello se logra con educación, crítica constructiva y tolerancia en la diferencia. ¡Y buen humor!

Este "Suceso Lechuza" puede llevar a muchas reflexiones por cuanto es algo que suele ser cotidiano aunque no se vea en vivo y en directo por TV. Recuerden el caso de la perrita ahorcada por policías que fue difundida hace unos días, recuerden las corridas de toros, recuerden el envenenamiento de palomas en la Plaza de Bolívar de Bogotá, recuerden al Cardenal Rubiano poniéndole chuzos a la Catedral Primada para espantar palomas.

Lo cierto es que todo lo sucedido no deja de ser una situación curiosa e irónica: ¿no es acaso la Lechuza el símbolo de la inteligencia y sabiduría de la racionalidad humana? ¡Qué pena con las lechuzas, que sea precisamente un humano quien demuestre ante una de ellas la irracionalidad!

Y el título de la entrada de este Blog es deliberadamente provocador: ese “gran hijue…” es para que Usted lo complete en su mente: puede ser hijuecolombia, hijuepatria, hijuelatinoamérica, hijue…lo que usted quiera. Pero eso si: ¡No hay que pegarle a la Lechuza!.

Lucho Malambo.

Nota: Esta columna fue escrita y publicada el lunes 28 de febrero de 2011. La Lechuza agredida murió a las 2:57 de la madrugada del martes 1ro de marzo. Una vez más la irracionalidad "del más fuerte" se impone sobre el símbolo de la sabiduría. Este hecho ya había sucedido allá mismo en Barranquilla cuando un jugador del Junior pateó una lechuza idéntica: la diferencia es que Junior era el que iba perdiendo y toda la tribuna (¡Si... esa!. ¡La misma tribuna, la misma afición barranquillera!) se hizo la de "la vista gorda" ante este hecho repudiable.